Las operaciones psicológicas en el conflicto del atlántico sur

Abstract

Todo conflicto que involucre el uso de la violencia para la consecución de los propios objetivos, impone a los involucrados a operar en un plano palpable y macabro donde conviven la muerte, las heridas y los sufrimientos propios de la vida en campaña, y que influye en el ánimo de los combatientes cualquiera sea la actitud estratégica o táctica que adopte cada bando. La Guerra de Malvinas ha sido abordada mayormente por ambos contendientes desde las múltiples facetas que ofrece un conflicto armado. No obstante, ya han pasado más de 30 años y las operaciones psicológicas que se desarrollaron no han sido ni analizadas ni historiadas por ningún autor. Ambas Fuerzas las consideraban como un recurso de la conducción que regula el empleo planeado de todos los medios que influyen sobre determinados grupos sociales, actuando a través de informaciones especiales adecuadamente seleccionadas y empleando los más variados métodos y procedimientos para coadyuvar los esfuerzos físicos en el logro de los objetivos establecidos, perturbando la moral del público enemigo y reforzando la propia. Pero estas operaciones adolecieron de fallas en el planeamiento, argumentos e instrumentación, que condicionaron a los beligerantes a adoptar procedimientos de acción psicológica no considerados en las prescripciones reglamentarias vigentes durante el conflicto, dando lugar a una nueva categoría de propaganda y a lograr la influencia sobre la moral de los combatientes de ambos bandos, a través de canales indirectos.