Repensando la seguridad en América del Sur desde un punto geopolítico y geoestratégico.

Abstract

La finalización de la Guerra Fría puso punto final a la bipolaridad que caracterizó al mundo post II GM, iniciándose un período de transición que culmina con el atentado perpetrado al WTC en Manhattan, el 11 de septiembre de 2001. Como consecuencia de ello, la política internacional de seguridad y defensa sufrió profundas modificaciones. Surgen y cobran relevancia en el marco de la seguridad internacional las amenazas transnacionales que se diferencian de las tradicionales, que permanecen vigentes, por sus medios y los efectos que producen, no solo sobre los estados, sino sobre las sociedades civiles fundamentalmente. El escenario internacional y en el mismo sentido el regional de América del Sur sufren el impacto del crecimiento demográfico, la migración, la destrucción del medio ambiente, el fundamentalismo religioso, la internacionalización de la criminalidad organizada, el tráfico de drogas, el terrorismo, entre otras, dado que se han transformado en retos globales, en la medida en que pueden ser percibidos como amenazas militares y no militares, a la seguridad de los Estados. En este sentido el término “seguridad” ha modificado su significado a lo largo del interregno desde el fin de la bipolaridad, hasta nuestros días. Se suman otros objetos referentes y se amplía su incumbencia. El daño producido a un actor internacional trae generalmente consecuencias en otros actores que están interrelacionados por la globalización, que no solo se plantea en el plano económico sino también en el de las Relaciones Internacionales, en el militar y en casi todos los campos de interés. La integración y por ende la interdependencia que trae aparejada, ya no es una opción sino una imperiosa necesidad si se pretende afrontar las amenazas, los riesgos y desafíos que nos impone esta situación, por ello debemos analizar las causas por las cuales en nuestro hemisferio que tiene vocación integracionista, los organismos de larga data como el TIAR, y otros más recientes como el MERCOSUR, UNASUR con su consejo de Defensa Sudamericano son cuestionados y/o finalizan en estruendosos fracasos. Es cierto también que, como están definidas en las teorías de las RRII, a los países no los mueven los afectos sino sus intereses, por esta razón podemos afirmar que EEUU, en toda organización en la que ha participado, como ser el TIAR en 1947, la OEA en 1948y a partir del año 1950 en la OTAN, demostró que siempre privilegió sus propios intereses y los de las Alianzas militares con potencias extra continentales, por sobre los compromisos asumidos en alguno de los tratados signados en el ámbito hemisférico. Basado en estas premisas, consideramos que es momento de que los países que conforman América del Sur intenten conformar su propia agenda y estructura de seguridad, cada país tiene intereses que le son propios, alianzas y acuerdos que los benefician, pero observados desde un punto vista macro-sistémico, hay cuestiones que deben ser reorientadas para poder alcanzar un tipo de integración inicialmente autónoma – defensiva y en el largo plazo una organización tipo colectiva, cuando los mismos tengan marcos normativos legales que así lo permitan y signen acuerdos reales sobre la base de la cooperación para enfrentar los flagelos que conforman las amenazas de este tiempo.