Operaciones de estabilización: su adaptación al caso argentino.

Abstract

El conocimiento de la guerra es intrínseco a la profesión militar. Todos los niveles de la conducción deben entenderla, para poder asesorar y asistir a sus superiores, así como para conducir, organizar, equipar e instruir al elemento que les dependa. De esta manera se realizará un correcto empleo de las Fuerzas Armadas, empleo que finalmente se concreta a través de las operaciones. Cada una de ellas, exigirá distintos razonamientos y comportamientos. Por lo tanto, es necesario que exista un marco común de referencia que asegure la efectividad en el desarrollo de las operaciones por parte del componente militar. Ese marco se materializa a través de la doctrina. El plexo normativo vigente de la República Argentina, estableció las bases sobre las cuales el Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas ha diseñado recientemente una estrategia, disuasiva y efectiva, que permite defender los intereses vitales de la Nación. Esta fue denominada “multicapas” y constituye la guía para la construcción de las capacidades militares a desarrollar para su empleo durante la guerra, así como durante la paz. Además de la concepción diseñada por el nivel estratégico, el instrumento militar en el nivel operacional y táctico, es empleado de acuerdo a lo que establece la doctrina conjunta y la especifica, propia de cada Fuerza. Ésta es modificada periódicamente para adecuarse a los nuevos tiempos, y junto con el equipamiento y el adiestramiento, conforman la base sobre la que se construye un instrumento militar profesional y eficiente. La experiencia indica que, en caso de que se presente una amenaza a los intereses de una Nación, ésta es detectada, se acciona sobre ella para repelerla y luego se orientan los esfuerzos para intentar restablecer la situación a las mismas condiciones previas al conflicto. Para esto debe estabilizarse y asegurarse el entorno. Las operaciones de estabilización no deberían representar un concepto nuevo. Sin embargo, ésta es mencionada por diferentes doctrinas, pero no es desarrollada en profundidad por ninguna de ellas. Este vacío doctrinario debe ser atendido. Entendiendo que, ante una agresión, la respuesta de las Fuerzas Armadas debe ser integral; se debe repeler la amenaza y luego colaborar durante el retorno hacia la paz, respetando las normas vigentes, para crear las condiciones que aseguren una eficiente transición.Todo ello debe estar expresado en la doctrina, de modo que permita desarrollar su adiestramiento desde la paz. Un ejército debe instruirse como va a combatir, una vez iniciado el conflicto, será tarde.