La acción militar conjunta en la Guerra de Corea

Abstract

En toda campaña militar independientemente del lugar, el Comandante a cargo y su Estado Mayor, trabajarán de manera exhaustiva para lograr que las fuerzas terrestres controlen un territorio luego de haberlo recuperado o conquistado. Esta parte de la campaña forma parte de un diseño operacional mucho más complejo que solo controlar terreno, e incluye entre otras necesidades entre las que podemos nombrar la maniobra operacional, el control del aeroespacio, la proyección de las fuerzas terrestres, la logística, los apoyos, etc. Esta lógica asume que las fuerzas terrestres sean proyectadas desde una posición inicial favorable hacia otro lugar para conquistar, controlar y mantener terreno, neutralizando o destruyendo fuerzas enemigas en caso de ser necesario para cumplir el objetivo. Por lo general, el control físico del terreno resultará ser responsabilidad casi inherente del Componente Terrestre del Teatro de Operaciones debido a las características y capacidades de empleo de los medios que lo componen. Pero esta idea no siempre se dará de esta manera. Durante la Guerra de Corea entre los años 1950 y 1953, se enfrentaron las tropas de las Naciones Unidas junto a la de los EEUU contra las Norcoreanas (con un posterior apoyo Chino). Esta guerra merece una particular atención por las acciones operacionales y tácticas desde el punto de vista de la acción militar conjunta ya que las acciones necesarias para proyectar fuerzas y luego conquistar terreno no solo no fueron realizadas por el componente terrestre, sino que hubo una gran necesidad del empleo de otros componentes debido a las características del ambiente operacional, principalmente por la influencia del mar, y por la geografía montañosa de la península que no permitían grandes maniobras envolventes.